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SENDA DE PEÑAFRANCIA (GIJÓN)

Nuestro itinerario comienza en la rotonda de La Guía (Somió), donde podemos ver la escultura Sentimientos, y desde allí dirigirnos a Les Mestes, donde el río Peñafrancia desemboca en el río Piles. Caminando por esta ribera contemplamos a la derecha las instalaciones del hipódromo, sede de reconocidas pruebas internacionales. Tras pasar bajo unos puentes, atravesamos un paisaje de viesca (vegetación y arbolado de ribera) y cruzamos el Campus Universitario.


La senda se adentra en otro frondoso paraje en las orillas del arroyo, destacando los álamos y algún ocalital (plantación de eucaliptos), que nos orienta hasta el campo de golf de El Tragamón. Una pequeña cuesta nos dirige hacia la carretera de El Tragamón. Continuamos trayecto al lado de los edificios del campo de golf, entre los que destaca su antigua panera. Cruzamos la carretera para seguir trayecto por el camín de Los Maizales, dejando a nuestra izquierda La Carbayera’l Tragamón, impresionante bosque de robles centenarios, y a su lado la finca La Isla, entrada al Jardín Botánico, donde podremos descubrir el funcionamiento del antiguo Molín de Rionda.

Entramos en la parroquia de Cabueñes, en el que el paisaje se torna plenamente rural, con prados, matos (setos naturales) y quintanas (casas de labor con cuadras y hórreos), rodeadas de árboles frutales y pastizales. La senda va a salir a la carretera Santurio, que seguimos unos metros para cruzarla enseguida, al llegar a la finca en la que se localiza la capilla de Nuestra Señora de la Corrada, que formaba parte de la casona solariega de los Cifuentes. Al fondo admiramos el grandioso edificio de la Laboral. El sendero busca de nuevo las orillas del Peñafrancia bordeando los campos en los que se halla la casona blasonada de los García Jove (s. XVII) con capilla y panera.

Pasamos a la zona denominada La Charca, lugar estupendo para hacer un alto junto a la fuente La Castañal. Luego cruzamos la carretera de El Trole, para seguir por la caleya’l Molín, tras pasar un pequeño puente, volviendo a encontrar el arroyo después de pasar el Centro de Formación Laboral Ocupacional y llegar a la entrada de la casa en la que estuvo el llamado molín de Segundo’l Molín. Saliendo a la carretera, enseguida entramos en la parroquia de Deva, dejando atrás el desvío que se dirige al cámping municipal continuamos bajo la sombra de altos carbayos, que señalan la entrada a la denominada Quinta’l Conde, a continuación, admiramos la iglesia parroquial de San Salvador de Deva.

La senda finaliza en un espacio paradisíaco: el Güeyu Deva, conjunto de fuente, lavadero y puente de piedra, donde las aguas remansan en gran estanque. Del güeyu u ojo del que nace el arroyo, cuenta la leyenda que salían las xanas (ninfas astures de las aguas), apareciéndose en ciertos amaneceres señalados, como el de San Xuan, cuando podían ser desencantadas, símbolo del culto a la diosa celta de la naturaleza Deva, adorada en fuentes y ríos, donde la ermita de Nuestra Señora de Peñafrancia (s.XVII) parece querer cristianizar este espacio sagrado.Su fiesta, el ocho de septiembre, coincide con la de La Santina, y quizás por ello es punto de partida de una transitada ruta de andariegos y peregrinos: el famoso Camín de Covadonga.




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